Aunque hasta hace poco parecía algo de ciencia ficción, la inteligencia artificial (IA) está revolucionando muchos aspectos de nuestras vidas, y la salud mental no es una excepción. En los últimos años, ha habido un aumento en el desarrollo de aplicaciones de IA que se pueden utilizar para ayudar a proporcionar terapia y asesoramiento. Pero, el uso de la Inteligencia Artificial como terapeuta, ¿es realmente seguro? Lo analizamos en Caban Online.
Uso de la Inteligencia Artificial como terapeuta en la actualidad
Las aplicaciones de Inteligencia Artificial utilizan diferentes técnicas, como el procesamiento del lenguaje natural y el aprendizaje automático, para interactuar con los usuarios y ofrecerles apoyo.
Algunas opciones utilizan chatbots o avatares virtuales para crear una experiencia más cercana. Sin embargo, aunque dichos chatbots podrían ser útiles en situaciones de crisis, no reemplazarían la terapia o el papel de un terapeuta humano.
Y es que, si bien una IA puede ofrecer apoyo y consejo en momentos puntuales, la seguridad de su uso en un contexto terapéutico genera debates y diversas preocupaciones.
Riesgos y desafíos de la Inteligencia Artificial
Uno de los principales desafíos a los que se enfrentan estos programas es la seguridad de los datos.
Los programas de Inteligencia Artificial manejan datos limitados sobre los pacientes. Datos que además son sensibles y plantean riesgos significativos a nivel de privacidad y seguridad, pudiendo quedar expuestos.
Por otro lado, aunque se ha avanzado considerablemente en el procesamiento del lenguaje natural, las IA siguen careciendo de la empatía y profundidad de comprensión emocional que proporciona un terapeuta humano. El lenguaje corporal y la forma de expresarse y modular la voz, juegan un papel importante a la hora de evaluar a cada paciente. Hoy en día, la mayoría de las IA no están capacitadas para analizarlos.
A la vez, no existe una regulación sobre las terapias impartidas por IA. ¿Quién sería responsable ante un consejo desafortunado, o posibles daños a pacientes?
Finalmente, las terapias personales se pautan según el análisis del profesional, quien determina cada cuánto tiempo han de realizarse las sesiones. La inmediatez que ofrece la IA puede generar una dependencia por parte del usuario, quien podría también desarrollar problemas para afrontar sus problemas en un escenario real.
En definitiva, el uso de la Inteligencia Artificial como terapeuta no es la solución adecuada. Si bien la IA puede servir como una potente herramienta de apoyo en las terapias de salud mental, debe ser controlada siempre por profesionales, quienes determinarán realmente las necesidades de cada paciente.