Muchas veces lo mejor para comprender cómo funciona una terapia es tener a mano ejemplos concretos. El EMDR cambia vidas y para verlo, vamos a explorar unos pocos casos concretos, entre ellos TEPT:
Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
El EMDR es el tratamiento de elección para el TEPT, que es un trastorno mental que puede desarrollarse después de experimentar o presenciar un evento traumático. El EMDR puede ayudar a las personas con TEPT a procesar los recuerdos traumáticos y reducir los síntomas asociados, como el miedo, la ansiedad y el estrés.
J.S., un soldado que experimentó intensos combates durante su servicio en Irak, quedó con síntomas persistentes de Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Antes de someterse a la terapia EMDR, J.S. estaba constantemente asediado por recuerdos vívidos y perturbadores del campo de batalla, se despertaba en medio de terrores nocturnos empapado en sudor, en una ocasión se quedó paralizado por el pánico durante unos fuegos artificiales y sentía una intensa culpabilidad por no haber podido salvar a algunos de sus compañeros. Este remordimiento y los flashbacks le hacían sentirse en alerta constante, afectando su sueño, su vida social y su capacidad para relacionarse con los demás.
Al iniciar la terapia EMDR, J.S. trabajó junto a su terapeuta para identificar y procesar los recuerdos traumáticos específicos que más le afectaban. A través de la estimulación bilateral los recuerdos pasaron de la amígdala al hipocampo y dejó de tener el cuerpo inundado de adrenalina. Los terrores fueron desapareciendo, el sueño y el estado de alerta mejoró. Uno de los momentos clave fue cuando J.S. pudo comprender que, aunque no pudo salvar a todos, hizo todo lo que estaba en su mano y mostró un valor inmenso en situaciones extremadamente difíciles.
Al concluir la terapia, J.S. experimentó una significativa mejora en su calidad de vida. Aunque los recuerdos de la guerra seguían siendo parte de él, ya no eran una fuente constante de dolor y angustia. J.S. logró reconectar con sus seres queridos, participar en actividades que le brindaban satisfacción y encontrar un sentido de paz y aceptación respecto a su pasado.”
A.G. vivió una situación de abuso sexual. Antes de trabajar con esta técnica, veía en su mente a los dos hombres que habían abusado de ella, y permanecía en ella la creencia de que ella había hecho algo que le había puesto en esta situación y que, por tanto, era culpa suya. Constantemente le surgía el pensamiento de que no se defendió como le hubiese gustado, y no podía evitar sentirse mal con ella misma por todo lo que ocurrió. Sentía repugnancia y asco cuando veía la cara de los hombres. Esto le había hecho aislarse en situaciones sociales, incluso llegando a interferir a la hora de conocer a otras personas. No podía evitar sentir que era responsable de la situación.
Tras el trabajo con EMDR, se dio cuenta de que el apoyo que recibió después de esta situación de abuso sexual, no le ayudó a comprender e integrar lo que le ocurrió, haciendo que se sintiera mal consigo misma. Tras analizar la situación y sus emociones, uno de sus pensamientos más importante fue “No pude defenderme”. El objetivo fue comprenderse a sí misma en esa situación y poder pensar que ella sí puede defenderse y tiene recursos para hacerlo, aunque en esa ocasión no hubiera podido hacerlo.
Por otra parte, el trabajo terapéutico le ayudo a sentirse mejor consigo misma y comprender el porqué de su reacción y conectar con sus fortalezas. A la semana de terminar el trabajo con EMDR, A.G. afirmaba sentirse mejor en situaciones sociales y consigo misma. Cuando se le planteaba pensar en lo ocurrido, podía recordarlo, pero no le afectaba ni le removía de la misma forma que le ocurría antes”.
Otros trastornos relacionados con el trauma
El EMDR también se puede utilizar para tratar otros trastornos relacionados con el trauma, como el trastorno de estrés agudo (TEA), el trastorno de estrés complejo (TEC) y el trastorno de estrés crónico (TEC).
C.M., una joven adulta, había vivido una vida marcada por la ausencia y el rechazo. Abandonada al nacer, pasó sus primeros años en diferentes residencias, experimentando un intento de adopción fallido que la devolvió a un sistema que parecía olvidarla. Al alcanzar la mayoría de edad, C.M. se encontraba sola en el mundo, lidiando con un Trastorno de Estrés Complejo y una profunda sensación de no pertenencia.
Con un bagaje de dolor y desconfianza, C.M. inició la terapia EMDR. Su terapeuta trabajó para crear un espacio seguro y empático, donde C.M. pudiera explorar las heridas de su pasado. C.M. recordaba con angustia cada cambio de residencia, cada rostro nuevo y temporal, y la dolorosa experiencia de ser devuelta al sistema después de un intento de adopción fallido.
En cada sesión, C.M. se enfrentaba a recuerdos concretos: el olor a desinfectante de las residencias, el sonido de la puerta cerrándose cuando la familia adoptiva la devolvió, y la frialdad de los funcionarios al asignarle una nueva cama en otro hogar temporal. La estimulación bilateral ayudaba a C.M. a reprocesar estos recuerdos, disminuyendo su intensidad emocional y permitiéndole verlos bajo una nueva luz.
A medida que los traumas eran reprocesados, C.M. comenzó a reconstruir su identidad fragmentada. Recordó momentos de soledad en patios de recreo, la tristeza al ver a otros niños ser recogidos por sus padres, y la esperanza perdida cada vez que se le presentaba una nueva «familia». Trabajó en cambiar la creencia de que era «indeseable» y «no digna de amor», y empezó a construir una autoimagen más fuerte y positiva.
Con el avance de la terapia, C.M. empezó a experimentar un cambio significativo. Empezó a construir su propia familia, formada por amigos y mentores, y a explorar su pasión por la música, encontrando en la expresión creativa una forma de sanación y conexión. C.M. recordaba cómo, al principio, cada nota que tocaba en su guitarra resonaba con su dolor, pero con el tiempo, la música se convirtió en un refugio y una fuente de alegría.
La historia de C.M. es un relato de resiliencia y renacimiento. A través del EMDR, logró superar los traumas de su infancia y construir una vida rica y plena. Su viaje es un inspirador ejemplo de la capacidad de reinventarse y de la efectividad del EMDR en el tratamiento de trastornos de estrés complejo por abandono y rechazo.
Trastornos de ansiedad
El EMDR puede ser eficaz para tratar una variedad de trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad generalizada (TAG), el trastorno de pánico (TP) y el trastorno de ansiedad social (TAS).
D.R., un hombre en la treintena, ha estado lidiando con un debilitante trastorno de pánico y agorafobia. Los ataques de pánico impredecibles y el miedo intenso a los espacios abiertos han limitado severamente su vida diaria. Estos años ha podido ocultarlo en el trabajo ya que le permitían trabajar online desde casa. Hace medio año le informaron que iban a comenzar el proceso de vuelta a la oficina. Fue en ese momento en el que decidió comenzar la terapia. Con su terapeuta se centró en explorar y enfrentar las raíces de su ansiedad. D.R. ha estado reviviendo momentos específicos de pánico, como un ataque particularmente severo en un supermercado abarrotado y la sensación de asfixia en un transporte público.
En cada sesión, D.R. se sumerge en los detalles sensoriales de sus experiencias: el sudor frío, el palpitar del corazón y la sensación de desvanecimiento durante un ataque de pánico. La estimulación bilateral ha estado ayudando a D.R. a reprocesar estos recuerdos somáticos y a disminuir la respuesta emocional asociada a ellos.
D.R. ha estado trabajando en desmantelar las creencias irracionales que alimentan su trastorno de pánico y agorafobia. Ha enfrentado la creencia de que cada salida podría resultar en un desastre y está aprendiendo a confiar en su capacidad para manejar la ansiedad. Aunque todavía hay momentos de difíciles, D.R. ha logrado algunos avances significativos, como enfrentar situaciones que antes evitaba y reducir la intensidad de sus ataques de pánico. La agorafobia sigue siendo un obstáculo considerable, pero D.R. está determinado a superarla.
Trastornos del estado de ánimo
El EMDR puede ser eficaz para tratar algunos trastornos del estado de ánimo, como la depresión.
E.S., una mujer de cuarenta años, ha estado batallando contra la depresión desde hace mucho tiempo. La pérdida de su padre a los cuatro años y la subsiguiente emigración de su madre, dejándola a cargo de familiares, sembraron semillas de tristeza y vacío que germinaron en una depresión persistente. A pesar de haber experimentado cierto alivio con terapias cognitivo-conductual y Gestalt, la sombra de la depresión continuaba oscureciendo su vida.
Con la esperanza de encontrar una solución más duradera, E.S. inició la terapia EMDR. Su terapeuta se enfocó en construir un ambiente de confianza, permitiendo a E.S. explorar las profundidades de su dolor y pérdida. E.S. revivió la confusión y tristeza de su niñez, la ausencia de su madre y la falta de un entorno estable.En cada sesión, E.S. se enfrenta a recuerdos concretos: el último adiós a su padre, las lágrimas de su madre al partir, y la sensación de abandono en una casa que no era la suya. Con la estimulación bilateral consigue colocar esos recuerdos en el pasado y sentirse menos sola y abandonada, conecta con el presente, la mujer en la que se ha convertido y las cosas que ha conseguido en su vida. Ahora la familia que ha construido, su marido y sus tres hijas le proporcionan una felicidad real. Es capaz de apreciar a las personas que tiene a su alrededor y las situaciones buenas que le pasan
E.S. también abordó los síntomas físicos de su depresión, como el exceso de apetito y la falta de sueño, la fatiga constante y el dolor de cabeza. A través del EMDR, empezó a vincular estos síntomas con emociones y recuerdos reprimidos,. Aunque el proceso de terapia con EMDR sigue en marcha, E.S. ha experimentado momentos de claridad y bienestar que antes parecían inalcanzables. La terapia ha sido un faro de esperanza, permitiéndole enfrentar y procesar las raíces de su depresión. E.S. está comprometida con continuar su viaje hacia la recuperación, con la esperanza de vivir una vida plena y libre de la sombra de la depresión.
La terapia EMDR es una terapia segura y eficaz que puede ayudar a las personas a superar una amplia gama de problemas psicológicos. El EMDR cambia vidas, permitiendo a las personas sanar y encontrar una nueva dirección en sus vidas.